martes, 20 de mayo de 2014

Tecnologías de la Información y Comunicación en formación inicial docente

Tecnologías de la Información y Comunicación en formación inicial docente

Cristián Cerda, de la Universidad de la Frontera, institución parte de la Red de Escuelas de Pedagogía del portal, explica los desafíos que plantea a los futuros profesionales de la educación, la incorporación masiva de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en contextos educacionales.

"Estar alfabetizado computacionalmente implica dominar el idioma de las TIC, poseer la habilidad no sólo de utilizar computadores, sino también, otros tipos de equipamientos como los teléfonos inteligentes, tabletas y lectores de libros digitales", explica Cristián Cerda.
El 2011 el portal educarchile dio inicio a la primera Red de Escuelas de Pedagogía, con la finalidad de apoyar a la formación inicial docente en competencias TIC. Durante el 2013, se realizó un programa de capacitación para 1.890 estudiantes a nivel nacional y, para el 2014, la red buscará convertirse en la principal comunidad de trabajo de formación inicial docente, incorporando nuevas intituciones.
Cristian Cerda de la Universidad de la Frontera, institución miembro de la Red de Escuelas de Pedagogía, explica los desafíos que representa para los futuros profesionales de la educación, la incorporación masiva de Tecnologías de la Información y Comunicación en contextos educacionales y la importancia de apoyar adecuadamente este proceso.
- Los futuros profesores deben adquirir los conocimientos y habilidades que les permitan expresar desempeños flexibles en temáticas como alfabetización computacional, alfabetización informacional y modelos de integración curricular de TIC. De manera complementaria, los estudiantes de pedagogía deben incrementar sus experiencias en el uso de tecnologías digitales como medio de acceso a oportunidades de desarrollo profesional continuo, ampliamente disponibles hoy en ambientes virtuales.
Estar alfabetizado computacionalmente implica dominar el idioma de las TIC, poseer la habilidad no sólo de utilizar computadores, sino también otros tipos de equipamientos como los teléfonos inteligentes, tabletas y lectores de libros digitales. La alfabetización computacional demanda de sus usuarios la capacidad de utilizar aplicaciones digitales disponibles para la gestión y creación de información. El uso de procesadores de textos, hojas de cálculos, programas de presentaciones, navegadores de internet, debe ser dominado de manera conjunta con los actuales servicios disponibles en internet, como correo electrónico, listas de interés, páginas web, servicios de mensajería, conversación, obtención y almacenamiento de información.
De manera complementaria, los alumnos de pedagogía que usen Internet para aprender deben estar alfabetizados informacionalmente, lo que se refleja en conocer y aplicar modelos para la solución de problemas de información. Un profesional de la educación debe ser capaz de utilizar y modelar ante sus alumnos la habilidad de definir problemas de información, buscar, evaluar, analizar y sintetizar datos disponibles en la red. El desarrollo de esta habilidad del siglo XXI, es un atributo que permite diferenciar a un profesional que sólo gestiona información creada por otros, de uno capaz de construir información original a partir de una necesidad u objetivo específico.
Otra área a tener en cuenta corresponde al dominio de los distintos modelos de integración curricular de TIC existentes. Hoy en día, muchas de las prácticas etiquetadas como integración de TIC son confundidas con la aplicación de tecnología digital destinada a emular prácticas tradicionales de recursos, las cuales han estado presentes por años en las salas de clases, evolucionando sólo en su forma. Un muy buen contraejemplo de integración de tecnologías digitales en educación, ha sido la transición fluida que se ha generado entre el pizarrón de tiza, la pizarra acrílica y el proyector digital. Integrar tecnología al currículum demanda la identificación de necesidades educativas críticas, la selección de estrategias pedagógicas efectivas y la integración de tecnologías digitales sólo si representan ventajas comparativas por sobre recursos tradicionales, como medio de apoyo a dichas estrategias pedagógicas. Esta secuencia didáctica permite reducir la posibilidad de integrar TIC exclusivamente a partir de sus potencialidades, sin que éstas ayuden a abordar necesidades pedagógicas detectadas.
Un segundo desafío que los futuros profesores deben enfrentar y asumir con éxito es la utilización de TIC como plataforma de soporte al desarrollo profesional docente continuo.
Gracias a la disponibilidad casi omnipresente de tecnologías digitales, el concepto campus virtual está próximo a consolidarse como un ambiente natural de enseñanza-aprendizaje. El acceso e interacción autónoma con portales educativos, repositorios de objetos de aprendizajes, plataformas educativas, permite que el slogan aprender en cualquier lugar y a cualquier hora se haga realidad. El futuro dilema de los profesores en este escenario tecnológico no será el acceso y dominio de estas plataformas, sino la capacidad real de autodirigir sus procesos de aprendizaje, en un paradigma diferente al tradicional. La capacidad de aprender con tecnologías digitales sólo será accesible a aquellos aprendices capaces de aprender de manera autónoma, sin la necesidad de un contexto presencial que defina, oriente e impulse dicho aprendizaje.
Los educadores que adopten el uso de tecnologías digitales en sus prácticas pedagógicas deberán lidiar permanentemente con tres tensiones siempre presentes en dicho proceso: el origen de las TIC, la aparición constante de nuevas tecnologías y el uso que los alumnos hacen de ellas. Muchas de las aplicaciones y servicios disponibles en internet no han sido diseñadas con fines pedagógicos, lo que implica forzar su uso educativo. Por otra parte, la aparición frecuente de nuevas tecnologías hace que sea necesario acelerar el proceso de alfabetización y transferencia al aula con la finalidad de aprovechar las potencialidades pedagógicas de un recurso, antes de que emerja una nueva tecnología de reemplazo. El último, y quizás más relevante aspecto de esta relación TIC y educación, es la demanda constante que ejercen los alumnos en el uso de nuevas tecnologías. Las investigaciones desarrolladas por la OECD muestran una brecha entre los usos tecnológicos de los escolares adolescentes y las instancias de integración al aula de esas tecnologías por los educadores en contextos de enseñanza y aprendizaje.
Finalmente, la tarea esencial de las escuelas formadoras de educadores consiste en visualizar e implementar escenarios y recursos educativos que los futuros profesores experimentarán a mediano y largo plazo, apoyando una transición fluida entre los actuales y posteriores contextos digitales. Complementariamente, la labor de los estudiantes de pedagogía es asumir la responsabilidad de tomar un rol activo que acelere el proceso de acercamiento a estos ambientes, entendiendo que la actual distancia existente entre las potencialidades de las TIC y un uso pedagógico efectivo de ellas depende de un trabajo conjunto entre académicos formadores y profesores en formación. Sólo la colaboración conjunta y fluida entre estos actores permitirá la generación de mejores experiencias de aprendizaje con uso de tecnologías que faciliten su posterior adopción e integración.

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